Justin Bieber ha vuelto a los escenarios tras su parálisis facial, la cuál le impidió continuar con su ‘JUSTICE WORLD TOUR’, que ya ha hecho su primera parada europea en Lucca (Italia) este 31 de julio.
El escenario era pequeño y el equipo humano reducido, debido a las exigencias del ‘Lucca Summer Festival’, pero Justin ha demostrado que no necesita los grandes montajes que le suelen acompañar, para ser uno de los mejores artistas de la historia. Su carisma, talento y alegría inundaron el pueblo italiano en el que el canadiense volvió con más ganas que nunca.
Las coreografías lideradas por Bieber fueron espectaculares y llenas de energía, él y sus bailarines lo dieron todo tras más de un mes de parón. La banda o ‘We The Band’ tampoco se quedaron atrás y es que su interpretación en directo de las canciones es muy especial, puesto que se diferencia mucho de las versiones de los discos, con nuevos acordes o sonidos imprevisibles lanzados por el DJ Tay James.
El público estaba entusiasmado de ver de vuelta al artista, muchos acamparon durante dos noches fuera del recinto y la gran mayoría pasaron horas de pie al sol frente a un escenario vacío esperando la actuación de la estrella. En su gira anterior, ‘Purpose Tour’, el ánimo y la salud estaban por los suelos, pero esta vez, el tiempo de espera mereció la pena al ver a un Justin Bieber dando un concierto por gusto y no por obligación.
Durante el concierto, Justin Bieber aludió a lo importante que es eliminar el racismo de nuestra sociedad con un mensaje muy profundo que envolvía el título de su último disco, ‘Justice’. Un disco plagado de éxitos como ‘Peaches’, ‘Somebody’ o ‘Anyone’ que sonaron en el Justice World Tour de Lucca (Italia), pero no fueron los únicos, el cantante también dio su voz y sus movimientos en temas de sus anteriores álbumes como ‘My World 2.0’, ‘Believe’, ‘Journals’, ‘Purpose’ y ‘Changes’.
Más de 20.000 personas asistieron a una noche mágica que quedará grabada en la memoria de los que tuvimos la suerte de ver a Justin Bieber cantar, bailar, reir, emocionarse y brillar como nunca.