El FC Barcelona se enfrentará al PSG de un viejo conocido de la parroquia catalana, Luis Enrique. Los franceses, pese a no ser de los principales favoritos, son un gran candidato al título gracias a su estrella, Kylian Mbappé. Es inevitable no pensar en el “7” al hablar del PSG. El galáctico francés es el principal argumento del equipo parisino. El Barça deberá contener a uno de los mejores jugadores del mundo, sino el mejor, para tener opciones de alcanzar las semifinales europeas.
A nivel más global, Luis Enrique le ha dado al conjunto francés una nueva cara. Lejos del equipo individualista y lleno de estrellas de las últimas temporadas, el asturiano ha creado un bloque con jugadores de perfil más bajo y sin tanto cartel mediático, donde la base de todo es el juego y no el talento individual. Es evidente que figuras como Mbappé, Dembélé o Kolo Muani son activos de gran calidad, pero el equipo es mucho más coral que años atrás. El talento es un complemento y no la base, lo que les permite competir días donde sus mejores actores no están muy acertados. Si bien es cierto que los resultados en Ligue1 no son tan apabullantes como otros años, la sensación en el juego es distinta y desde la capital francesa lo saben.
Las opciones culés pasan por sobrevivir el partido de ida en el Parque de los Príncipes (miércoles 10 de abril) y dejar todo abierto para la vuelta en Montjuïc (martes 16 de abril), donde tratarán de pasar de ronda junto a los suyos. Ter Stegen, Araújo, De Jong y Lamine Yamal, entre otros, serán las principales bazas de los blaugranas. El Barça, nada más se inicie el choque de ida, tendrá su primer test: la disputa de la posesión. Ambos conjuntos lucharán por ser protagonistas con balón. Será, precisamente, en los momentos donde el cuadro catalán se haga con el esférico, cuando los de Xavi tendrán que tener todas las alarmas activadas; en los espacios a la espalda de la defensa y el contragolpe reside una de las mayores armas de este PSG.
El técnico catalán deberá encontrar la forma de potenciar las virtudes de su equipo con balón y, a la vez, reducir las cualidades de un PSG peligroso con y sin balón. Quizás tirar la línea defensiva más atrás es una solución, aunque eso supondría, en cierto modo, renunciar a una de las bases del Barça de Xavi, la presión. Veremos qué plantea el técnico de Terrassa. Lo qué es seguro es que se vivirá una eliminatoria de alto voltaje donde, quién la pase, será uno de los claros candidatos a la corona europea.
